Cualquiera diría, viendo a este individuo tranquilamente sentado en su sofá, que no está preparado para la pelea. Pero estaría equivocado, porque este tipo tranquilo es el alma detrás de "Don´t Fear It, Figt It", una obra maestra absoluta de future jazz parida por el sello Compost Records, y que remite desde el comienzo a un periodo concreto de la música: mediados de los noventa -dj shadow, cinematic orchestra, el auge del trip hop, jazzanova, Saint Germain, etc-.
Tamaños referentes no han hecho pupita en este calvete de aspecto rudo y maneras finas conocido como Joash, que acaba de firmar un disco que entra desde ya en el olimpo de Compost y de quien esto escribe para el próximo año.
Compost lleva desde 1994 instalada plácidamente en la cumbre editorial europea y mundial, con más de dos centenares de referencias publicadas y media docena de subsellos de gran calidad bajo su ala.
La casa que puso en marcha Michael Reinboth en Munich hace más de 15 años ha dado cobijo a artistas inquietos más allá de etiquetas: desde el House de Robert Owens, Move D o MCDE, hasta el disco de Shakrouh Sound of K y Rainer Truby,.
Y, por supuesto, su buque insignia "Future Sounds of Jazz", un recopilatorio que ya lleva más de once ediciones seleccionando lo mejor de lo mejor de la música de vanguardia y que se han convertido en una institución en la materia.
Y, por supuesto, su buque insignia "Future Sounds of Jazz", un recopilatorio que ya lleva más de once ediciones seleccionando lo mejor de lo mejor de la música de vanguardia y que se han convertido en una institución en la materia.
A esta última categoría pertenece "Don´t Fear It, Fight It", un disco escrito y desarrollado bajo una absoluta libertad y que se adentra con acierto en el territorio de la nostalgia, revisitando el pasado desde el futuro.
Sus referentes son, sin duda, los grandes compositores de bandas sonoras setenteras: Lalo Schiffrin, Ennio Morricone o Krzysztof Komeda, mientras que, de reojo, tira de recursos más actuales: vocalistas tan potentes como Replife, Andy Herbertson o Aaron David, e instrumentación cien por cien real.
Sus referentes son, sin duda, los grandes compositores de bandas sonoras setenteras: Lalo Schiffrin, Ennio Morricone o Krzysztof Komeda, mientras que, de reojo, tira de recursos más actuales: vocalistas tan potentes como Replife, Andy Herbertson o Aaron David, e instrumentación cien por cien real.
Porque estamos ante un disco de orquesta, que inevitablemente remite a "The Man with the Movie Camera", de Cinematic Orchestra, por su uso de música de cámara e instrumentación jazzística y post trip hopera, ambientes brumosos propios de la IDM y un inusitado regusto épico que acaba de dotar de total coherencia al conjunto.
En resumen: 70 minutos de música en su máxima expresión. Una delicia.
En resumen: 70 minutos de música en su máxima expresión. Una delicia.
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