Un día después de haber pinchado en Cassette, uno de los templos sagrados del techno en España, aquí estoy disfrutando tranquilamente de una maravillosa grabación, uno de los mejores discos de jazz de la historia, grabado a dos manos y a dos pulmones por Art Tatum (Piano) y Ben Webster (Saxo Tenor).
No se me ocurre mejor forma de llevar la resaca que con los delicados dedos de Tatum y los desgarros salivosos de Webster, que me ayudan a digerir el PH, y a trabajar, al mismo tiempo.
El disco en sí, se editó en 1956, y supuso el último paso de Tatum por un estudio de grabación, puesto que murió poco después de terminar estas sesiones. Incluye, eso si, toda la magia de ambos, dos de las figuras más notables de la historia del Jazz. Un género del que aún no sé mucho, pero que me llega con una facilidad pasmosa.
Un Lunes cualquiera...
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