Esta madrugada, como cada año, se han entregado los oscars, ese premio que regala la propia industria de Hollywood en un acto de onanismo que salpica a todo el mundo. Un año más, la ceremonia ha vuelto a ser sosa, aburrida y sin gancho, independientemente de que la presentaran dos chicos jóvenes y divertidos. Un año más, la ceremonia sólo ha servido para generar una enorme indignación entre la comunidad de cinéfilos del mundo, y para honrar a uno de los tipos más profundamente tramposos de la historia del cine: Harvey Weinstein.
Para quien no lo conozca, Harvey Weinstein es el hombre que hace años estaba detrás de Miramax, artífice de éxitos tan tristemente célebres como "Shakespeare in Love" o "El Paciente Inglés", pero también de todas las películas de Quentin Tarantino. Weinstein es famoso por sus bestiales campañas de acoso a los académicos para lograr que sus películas se lleven los oscars. Lo es hasta tal punto que, cuando "Shakespeare in Love" logró arrebatar el oscar a "Salvar al Soldado Ryan" hace unos años, se tuvo que cambiar el sistema de votación, después de una vergonzosa campaña de márketing.
Este año lo ha vuelto a conseguir: "El discurso del Rey", la película más sosa y blanducha de todas las que estaban en la terna se ha alzado con el oscar a la mejor película -lo que es triste en un año con candidatos potables- y, lo que es peor, al mejor director, para un tipo cuyo nombre ni siquiera me suena, pero que tiene el placer de tener tantos oscars como Martin Scorsese. ¡¡Enhorabuena!!
No entraré a valorar el resto de premios. Sólo diré dos muy justos: Mejor guión adaptado y mejor banda sonora para "La Red Social", que viene a ser, junto a "Cisne Negro", las dos únicas películas que perdurarán en el recuerdo y que soportarán el paso de los años.
"La Red Social", o como hacer cine para personas adultas en una industria infantilizada, es, de largo, la película más valiente de todas las candidatas. En su apuesta por mostrar un guión férreo y sin fisuras que se va desvelando poco a poco, tampoco olvida el aspecto visual, dando como resultado una película que es cine en elevado a la máxima potencia: Imágenes y sonido en danza, fotografía, música, interpretaciones, todo en ella desprende calidad, y, huelga decir que David Fincher es, de largo, el mejor director de la terna de candidatos -Y eso que estaban los Coen- porque, siendo como es, un esteta, ha sabido manejar un material tan literario como lo harían los más grandes: Su film huele a Coppola en 1973.
Luego está "Cisne Negro", probablemente la película más intensa que he visto este año junto con la francesa "Un profeta" y la autraliana"Animal Kingdom". La película de Arronofsky es más una experiencia que una película en sí misma. Es un viaje a las entrañas de una bestia en constante mutación. No me cuesta decir que es la película más psicológica que he visto desde "Taxi Driver" y, como ésta, se ha quedado sin premio de la academia. Aunque, como el film de Scorsese, generará a su paso una legión de seguidores que la aupará a los altares de la cinefilia. No me cabe duda de que lo merece: la película de Arronofsky es tan enfermiza que sacude los cimientos de la percepción, es tan subjetiva que hiere al espectador a medida que su protagonista se va haciendo daño a sí misma. "Cisne Negro" merecía más, pero no la produce Weinstein.
Del resto de candidatas diré que "The Fighter" es un show de Christian Bale -merecido oscar-, que "True Grit" es un cuento de hadas poco coeniano pero con otro memorable show de Jeff Bridges, que "Winter´s Bones" es tan lenta como buena, e impredecible, que "127 Horas" no consigue que sienta la menor empatía por su personaje por culpa de los delirios estéticos de su director, y que "Origen" podría haber sido mucho mejor película de lo que realmente es. Hasta aquí puedo decir.
Las decepciones, para los decepcionados, a mi -perdón por el francés- me la suda. Pero si que voy a reivindicar un par de cosas: Lo primero es que "Fantastic Mr Fox" debería haber sido el mejor film de animación y ni siquiera ha sido nominado; Lo segundo es que puedo pasar que se olviden de "Shutter Island", estrenada hace un año, pero no de Di Caprio, que ha protagonizado con igual intensidad tanto el film de Scorsese como el de Christopher Nolan; y tercero: La mejor interpretación del año es la de Joaquin Phoenix en "I´m Still Here", ni siquiera nominado o recordado.
Del resto de candidatas diré que "The Fighter" es un show de Christian Bale -merecido oscar-, que "True Grit" es un cuento de hadas poco coeniano pero con otro memorable show de Jeff Bridges, que "Winter´s Bones" es tan lenta como buena, e impredecible, que "127 Horas" no consigue que sienta la menor empatía por su personaje por culpa de los delirios estéticos de su director, y que "Origen" podría haber sido mucho mejor película de lo que realmente es. Hasta aquí puedo decir.
Las decepciones, para los decepcionados, a mi -perdón por el francés- me la suda. Pero si que voy a reivindicar un par de cosas: Lo primero es que "Fantastic Mr Fox" debería haber sido el mejor film de animación y ni siquiera ha sido nominado; Lo segundo es que puedo pasar que se olviden de "Shutter Island", estrenada hace un año, pero no de Di Caprio, que ha protagonizado con igual intensidad tanto el film de Scorsese como el de Christopher Nolan; y tercero: La mejor interpretación del año es la de Joaquin Phoenix en "I´m Still Here", ni siquiera nominado o recordado.